domingo, 21 de septiembre de 2008

Vendán lluvias suaves

Tengo unos huesos, son de una muchachita que asesinaron en el panteón.
Agosto descubre su iconoclasta fisura.
Su alegría parecida fue,
con las costumbres del mundo,
armonía de la guerra que soñamos.

Tengo su lenguaje,
el atardecer de la memoria en lo que ya se ha dicho.
La dilatada situación de sus itinerarios.
Tañe agosto más allá de su principio.
Ya no se menciona su oscura palabra.

Lo sabias hasta la hinchazón de los otoños.
No te repites en tu muerte, no había cabida para la insistencia del hombre.
Sabías el riesgo, su nombre y su presencia son, un abultado ruido de sombras.
Su palabra invita a la conjetura en la ensoñación del ebrio.

Parecida su discreción de mujer sobre el signo.
Así había transcurrido su inagotada muerte.
El nombre lo de menos es.
Así te anuncias.
Un vuelo de cenizas, aquí es el principio.